EXCURSIÓN A SAGUNTO

EXCURSIÓN A SAGUNTO

 

SAGUNTO: PATRICIOS, PLEBEYOS y ESCLAVOS

En la terraza de nuestro Colegio, la Comisión de Jubilados traza su actividad, pero pocos proyectos adquirirían el adecuado nivel de lustre, sin la complicidad de “ellas”.

Quizá por ello, el viaje a Sagunto, crea la discontinuidad necesaria entre la inactividad, tras  aquel 12 de marzo de 2020, Teatro Talía, comedia “Anestesiadas”, y las citas en la CHJ para, juntos, seguir “haciendo caminos”.

El 7 de octubre de 2021, marca el reencuentro.

Las 9,30, la hora en que 18 de los nuestros, esperan al flamante autobús que nos conducirá a Puerto de Sagunto. Como debe ser, el almuerzo nos  prepararía para la aventura de llegar más tarde, donde el Castillo y el Teatro se Sagunto

El bar Jacaranda fue el elegido para saborear exquisitos “medios bocadillos”, que superaban también la, cantidad esperada.

Tras un ligero paseo, llegada al Alto Horno. La explicación de un compañero ilustrado, sirvió, para describir lo que no podíamos visitar por decisión temporal del Ayuntamiento.

La siguiente etapa, comenzaba a la llegada a Sagunto. Un guía nos dio la bienvenida y con él, compartiríamos el resto de la mañana.

Como comenté, en otras crónicas, lo interesante, de cada lugar, está arriba, en lo más alto, donde el autobús no puede llegar y por tanto solo cuentan las capacidades de cada cual, y que vez tras vez, se muestran sobradas.

Llegamos así, al Teatro Romano. El guía hizo la presentación protocolaria. Habló de donde se sentaban los Patricios, donde los Plebeyos y donde los esclavos. Habló de fechas, de nombres, de las condiciones acústicas y de los trabajos para adaptar las gradas y escenario para su utilización. Opiniones de algunos compañeros, basadas en sentencias judiciales, calificaron  las obras como ilegales además de privarnos de historia viva.

La hora exigía continuar  hacia el Castillo, que esperaba unos metros más, hacia lo alto.  Las ruinas nos permitieron imaginar un lugar enorme y estratégico para combatir y para residir.

Llegó la hora de descender y de camino, visitar el barrio de La Judería. Pórticos, en su mayoría reconstruidos, dan acceso a reducidas moradas. Uno de ellos, el Pórtico de La Sangre, se ha mantenido con el tiempo y conserva en sus piezas el paso de los años. Como otras veces, quedaba por ver, pero el autobús esperaba.

El destino era  el Restaurante “La Brasa” de Algar del Palancia, donde 24 horas antes, habían empezado la preparación del Cocido Valenciano que íbamos a degustar. La calidad excepcional, la cantidad permitió a algunos llevar tuppers a casa. Terminó la comida, con un espectacular “cremaet” cuyo sabor nos acompañaría en la vuelta a Sagunto.

La visita a la Reconstrucción de una calle Romana y al Museo Histórico,  cerraban el programa previsto. Por motivos de seguridad, algunos eligieron lo primero y el resto lo segundo.

Era hora de regresar, y como ocurre en los “viajes sin maleta”, no hubo regalos que sortear, el Presidente y la Mano Inocente, pudieron esta vez descansar. La escasa duración de la vuelta tampoco facilitó el “silencio de las siestas”.

Habíamos conseguido sin embargo, que la actividad de la “terraza” nos volviera a citar en la CHJ.

 

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